Cuando comienza la Campaña de la Renta los contribuyentes tratan de buscar alternativas para que les hagan la declaración de manera gratuita, piden cita telefónica o presencial y tratan de ahorrar en un servicio que aunque se vende como algo gratuito, lo pagamos todos con nuestros impuestos.
Esa presunta gratuidad en la confección de la declaración hace que los contribuyentes no le den valor alguno al trabajo de los profesionales y asesores fiscales que realizan esa labor. Piensan que cobrarles por confeccionar y presentar su renta por importar unos datos y dar dos clics, cualquier precio es un sacrilegio. No se dan cuenta que esos profesionales han estudiado una carrera y saben qué datos importar y qué clics dar para que sea lo más ventajoso para sus clientes y además dan las garantías de un trabajo bien hecho que está cubierto por su seguro de responsabilidad.